Esta es una práctica impulsada por la musicosofía y fue creada por el musicólogo y filósofo George Bălan (Rumania, 11 marzo 1929) en el año 1977.
Sin profundizar en las bases filosóficas que la sustentan, la escucha consciente en la escuela puede ser una herramienta de mucha utilidad para los docentes de Educación Artística: en la enseñanza de la música, del ritmo, del canto, de la expresividad plástica y corporal, etc...
La escucha consciente puede ser definida como el arte de escuchar conscientemente la música
clásica e intenta devolver al oyente su auténtico lugar de protagonismo,
para que se verifique el auténtico sentido del compositor, que regaló su
creación a la Humanidad, y del intérprete,
que recrea las obras musicales y nos las hace asequibles.
Se basa en la escucha repetida, concentrada y reflexiva; que se
transforma en un arte, y que incluye la expresión gestual con los brazos
(Meloritmia) y el tarareo.
Los
encuentros conducidos con la música clásica tienen una influencia benéfica
sobre el desarrollo emocional, mental y motor de nuestros niños. Escuchando
de manera lúdica los niños descubren la música de los grandes maestros. Durante
ese proceso desarrollan directa y espontáneamente una relación profunda con la
música clásica. La escucha consciente favorece la capacidad de percepción, de
concentración, equilibra las emociones y tiene un efecto benéfico sobre muchas
actividades. El gesto melorítmico va al encuentro de la necesidad natural de
moverse y armoniza sus movimientos
Es una práctica revolucionaria tanto por su sencillez como por sus efectos.
Propuestas para el
trabajo de la escucha consciente
-Haremos una primera escucha con ojos
cerrados, para que nuestra atención se focalice en la música.
En esa primera escucha podremos expresar y evocar las sensaciones y
sentimientos que nos despierte la música.
-Pasaremos después a un análisis más
concienzudo, para poder descubrir su Estructura (organismo). Para
ello nos apoyaremos en algo tan elemental como nuestros dedos para poder contar
y separar las partes que vayamos descubriendo.
-A continuación anotaremos en el papel y
así poder confeccionar lo que llamamos "Partitura del Oyente"..
-Por último, un descubrimiento de la escucha consciente es el Movimiento.
Que los niños puedan reproducir esas "partituras rítmicas" con sus manos (izquierda y derecha como muestra el dibujo), con los brazos, o con cualquier parte de su cuerpo (Meloritmia).
Hay videos que los niños pueden observar, escuchar y traducir en movimientos. Aquí algunos de ellos:
Una actividad muy divertida es tratar de reproducir con un movimiento corporal los distintos momentos de una melodía imitando los dibujos de la partitura rítmica del video:
La escucha musical consciente significa
recogerse, escuchar los sonidos atentamente y asimilar la música en todos sus
aspectos. De esta manera, descubrimos los espacios sonoros de la arquitectura
musical y experimentamos conscientemente las melodías
y ritmos.